El flujo de nuestro pensamiento crea nuestra vida y por consiguiente afecta a los demás. El trabajo interior es crucial para que el cambio sea desde el corazón y no desde las fluctuaciones de la mente que no aportan dicha sino sufrimiento. Me pregunto qué sucedería si cuando somos niños nos enseñaran a pensar, nos enseñaran cómo funciona la mente. Creo que la humanidad daría un salto "cuántico" en tan solo una generación. Puede ser que cambiar el pensamiento no se produzca de un día para otro pero si persistimos se hará real.
Una de las cosas que me maravilló fué cuando aprendí que el pensamiento y la palabra van estrechamente unidas. De hecho, para por un momento y observa qué piensas. Si te das cuenta hay un monologo continuo, a veces muy caótico. Pues cada frase que decimos o cada pensamiento que tenemos es una afirmación que hacemos de nosotros mismo y de nuestra vida. Como decía Swami Sivananda "Las palabras no son más que las expresiones externas de pensamientos que son imperceptibles". Prestar atención a ésto y estar dispuesto a transformar tanto nuestro pensamiento como nuestras palabras harán que nuestra vida cambie.
No tiene sentido querer hacer sólo cosas por las demás o para ti mismo. El mayor bien lo haremos cuando ésto esté en equilibrio pero hay que empezar por uno mismo pues esa semilla plantada en tu interior se expandirá hacia todos y tu vida cobrará sentido.
Cada uno de nosotros tenemos nuestra misión, valiosa para el universo y sagrada.
Cita para compartir: "Soy sólo una persona, pero aun así soy una. No puedo hacerlo todo, pero puedo hacer algo. No renunciaré a hacer algo que puedo hacer". Hellen Keller.
No hay comentarios:
Publicar un comentario